Cuando un político es elegido como candidato, el reloj empieza a correr en su contra porque todo el trabajo no hecho es ya una tarea pendiente. Hay que armar varios elementos importantes: al candidato, el mensaje y la estrategia. Pero todo debe estar en la materia prima, es decir, liderazgo, iniciativa e innovación para el futuro. El contenido, el continente y el camino para conseguirlo. A partir del marketing político hay que conseguir la unión entre la ciencia política, la sociología electoral y la comunicación. El desarrollo de las TIC ha hecho que actualmente la política sea gratis para todos, disponible desde cualquier lugar y para cualquiera de manera inmediata.

Infotaiment

PSOE y Podemos.

PSOE y Podemos.

Hay que analizar al candidato en profundidad y su percepción desde fuera, es decir, su imagen. Ante todo debemos estudiar la coherencia entre lo que es, lo que transmite y lo que dice. La comunicación política vive tiempos de desafección, se ha transformado en vídeo política. La televisión es el medio que entretiene. No en vano, los telediarios o informativos ya no son eminentementes informativos, sino que han evolucionado en infotaiment, es decir, una mezcla de información y entretenimiento en los espacios puramente de contenido periodístico. La audiencia consume inmediatez, superficialidad y viralidad. La gente ve contenidos que han ocurrido apenas nada, que no precisan de mucha concentración o no son del todo graves y ya se han hecho famosos a través de las redes sociales. Pero lo que no se ve es como si no existiera.

A partir de este panorama, el homo politicus tiene dos opciones: reciclarse o suicidarse. El que se renueva en este nuevo entorno estudiará sus puntos DAFO y determinará objetivos estratégicos, para no ir saltando de elector en elector sin saber donde se llega, a través de unos Planes de Comunicación.

Entonces llegamos al mensaje, que debe ser claro, fácil de entender y que hay que repetirlo sin descanso. Pero debemos tener en cuenta el público objetivo al que nos dirigimos porque el relato debe establecer una conexión emocional y psicológica entre el candidato y todo el electorado. Desde que apareció la Web 2.0 la comunicación ha cambiado drásticamente. El paradigma de comunicarse con el target digital es determinante para el animal político que nació en la época analógica. En el discurso radica también la necesidad de ser coherentes, la distorsión entre candidato, mensaje y estrategia puede ser nefasta y de luchar contra el desencanto en esta nueva política.

Ser digitales

Comunicación política, electorado y sociedad.

Comunicación política, electorado y sociedad.

Por tanto, habrá que tener en cuenta a los medios de comunicación y a los periodistas; saber transmitir los mensajes a través de estos soportes para que lleguen a esa opinión pública y sea la opinión publicada la que triunfe. Y tendremos que ser digitales. Las nuevas aplicaciones, las redes sociales y su forma de comunicar, con campañas segmentadas y con sus contenidos concretos vehiculizan el mensaje hacia los target que comienzan a votar y los del futuro. Hay que estar en los canales socialmedia teniendo en cuenta el perfil del candidato.

Imprescindible debe ser el manejo de los tiempos. Quien marca los tiempos siempre va por delante. En la estrategia un factor fundamental es el tiempo. Estos tiempos se marcan y definen a través de los mensajes, en las apariciones públicas, en los debates, en la transmisión por los medios de comunicación, en las redes, en las tendencias. Por tanto, la estrategia es determinante, así como la imagen. La estética del candidato transmite muchos valores de comunicación no verbal, que determinan mensajes en la mente del usuario final.

Tengamos en cuenta la figura del líder político, los colores utilizados (colores planos o estampados), el estilo de ropa, la forma de hablar, tantos aspectos que modelarán ese lenguaje visual y absolutamente pivotarán sobre la coherencia del candidato. Siempre, en todos los aspectos anteriores, hay que cuidar el tono, la intención, la elección de las palabras, todo.

En este imaginario de lo abstracto, pero también a través de un argumentario concreto, se hilará un plan de acción con aspectos que deben transmitirse correctamente: credibilidad, compromiso. responsabilidad, valores, siempre cuativando al elector.

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